miércoles, abril 30, 2008

Cuestiones de la vida

Hoy justo le comenté a una amiga/conocida lo sola que me sentía y qué sé yo qué más. Por una de esas cuestiones de la vida hoy fui a copiar unas fotos y, por primera vez, estuve sola en el cuarto oscuro. Nunca copio yo sola, siempre hay alguen más que va y copia (copia fotos, claro). Esta vez se ve que nadie había podido venir.

El cuarto oscuro es un lugar muy especial. Si alguien quiere estar solo, creo que no hay muchos lugares donde se pueda estar más solo que en un cuarto oscuro. Es como se los ve en las películas, y el tiempo ahí pasa muy despacio, porque una tiene que estar pendiente de los segundos, porque es todo muy exacto, así que no te podés entretener con nada. Estás ahí, callada, mirando el reloj muchas veces, sacando un papel, poniendo otro y de vuelta al reloj.

Extrañamente me sentí bien.

Al rato vino una amiga, a la media hora, y ya no estuve más sola y esta historia termina ahí.

Ahora les contaría lo gracioso que puede ser ver a una chica que hace rato saca y copia fotos salir del cuarto oscuro con un sobre abierto lleno de papeles para copiar (papeles vírgenes) como si nada.

Pero claro, posiblemente no lo entenderían y yo me quedaría riendo sola como suele pasarme...

4 comentarios:

Cuerda floja dijo...

Buen.. sepa ud. que no está sola en eso de sentrise sola.

Pol dijo...

"La soledad es un estado de la mente."
Tomá!

Veronica dijo...

Este universo blogger no tiene ápice cognoscible y le diré que han llegado a mis oídos comentarios acerca de su búsqueda sobre la temática de la "velocidá".
Temo que he llegado un poco tarde para los fines prácticos de su tarea, pero ya que estoy le recomiendo éste libro:

"La velocidad de las cosas", de Rodrigo Fresan.

Aquí le dejo un fragmento del mismo:

"Es curioso, vivimos la vida en primera persona del singular pero llegado el final, se nos aparece la opción de un cambio en la composición del relato. Esta nueva velocidad de las cosas -me pregunto si la chica de la motocicleta se refería a algo más o menos parecido- es la que nos permite entonces vernos desde afuera, mirarnos mirar, sentirnos sentir, muriendo morir. Tal vez se trate del más primal de los mecanismos de defensa o del más convincente de los placebos: esto no me puede estar pasando a mí, volar lejos. Tal vez por eso todos aquellos desesperados que dicen haber estado muertos y vuelven para contarlo insisten en el paisaje de sí mismos cada vez más pequeño, allá abajo. La persona como personaje, un espejo de carne y hueso. El cuerpo como un plano, como un sinfín de gráficos y de cómputos. La escalera de caracol del DNA, la médula como una vía láctea, la marea oscura de la enfermedad erosionando los acantilados de las células. Sí, el cuerpo visto igual que esas fotos desde las alturas -marrones y verdes y azules- que luego se utilizan para la confección de los mapas. "

Fresan es un autor argentino, el libro fue publicado por TUSQUETS, Editores, Buenos Aires, 1998.

Saludos.

Veronica dijo...

Veo que tiene cierta coincidencia con las imágenes. ¿Cómo podemos hacer para que usted encuadre la mía?

Saludos.